Gravity, última película realizada por Alfonso Cuarón, le da al universo de este cineasta una nueva perspectiva, tras siete años de espera luego de su última producción. Para quien conoce su filmografía no le resultará difícil tener una aproximación a los temas que la han nutrido: desde producciones de bajo presupuesto, algunas que replantean un acercamiento a lo clásico, como en "Great Expectations", otras de contenido crítico explosivo, como la homosexualidad subyacente en la amistad humana, como se nos muestra en "Y tu mamá también", hasta la posterior consagración y el empleo de formatos de gran presupuesto como de variada temática como su versión de la saga de Harry Potter o la distopía de una humanidad infértil que se vislumbra en "Children of men".
En la actual etapa de su producción, ya instalado en el paraíso hollywoodense, Cuarón (quien con su hijo elabora el guión de su última película) se sumerge en una temática que requería de una tecnología que ha demorado en ser asequible como lo menciona en una reciente entrevista aparecida en la revista mexicana Gatopardo, en vista de que los efectos visuales de una filmación en gravedad cero resultaban imposibles con los recursos existentes cuando el proyecto pensaba ponerse en práctica. Mas, a contramano de los consejos que buscó en otros cineastas de reconocida trayectoria, tales como James Cameron o David Lynch, de esperar la llegada de dichos medios para plasmar esta película, Cuarón decidió que si quería hacer realidad su guión, tendría que inventar los recursos técnicos para llevarla a cabo. Una obsesión que ha costado a la Warner Bros. 80 millones de dólares, pero que ciertamente los vale. Las películas de ciencia ficción ya no serán las mismas después de Gravity, y no porque sean utilizados portentos que la más extravagante imaginación pudiera sugerir sino porque hace posible a todo el que vea Gravity ser partícipe de la singular experiencia a la que se someten algunos de nuestros congéneres en su lucha contra la naturaleza, algo que cineasta alguno hubiera podido retratar antes con tanta fidelidad.
La gravedad de la que toma su nombre la película, no resulta en verdad sino su falta de ella, aquel estado en el que se encuentra el ser humano cuando no está sobre la tierra. Es así algo que no sólo nos ata a la misma sino también lo que define nuestra identidad con respecto a ella, la genial toma en la que la Dra Ryan Stone (Sandra Bullock) se ovilla sobre sí misma recordándonos a un feto ingrávido en el interior del útero materno es un buen ejemplo de lo que hablamos así como de otra condición consustancial a nuestra humanidad, ese estado de perpetua dependencia, de imposible autonomía en la que nos encontramos respecto de nuestro entorno, sea este natural o social.
Lo asombroso de la película es cómo nos mantiene atrapados en lo que pasa con la Dra Ryan Stone a lo largo de esta odisea espacial en la que su objetivo es regresar a Tierra a pesar de su agotamiento y su casi suicidio, el cual puede evitar gracias a la providencia de un hecho psicopatológico, un delirio hipoxémico, que le permite responder al consejo que el jefe de la misión -ya muerto en ese momento- Matt Kowalski (solvente actuación de George Clooney) volviendo al principio que rige la vida humana, su conservación, y le exige que haga lo posible por salvarse, aunque entendamos claramente los pormenores de este arrebato suicida cuando Kowalski le pregunta a Stone, si alguien desde la tierra está mirando hacia arriba por ella, a lo que responde que aquella persona ya la había perdido careciendo su vida aparentemente de sentido.
Por otra parte el despliegue visual que nos ofrece la película es impresionante, pues vemos desde el trasfondo que da una tierra en la que los límites entre países no existen, hasta el destino de una lágrima dentro del espacio ingrávido. Lo muestra con claridad la larga toma de 16 minutos que da inició a la película y que muestra la tragedia que ha ocurrido a la tripulación. Aunque, si bien es cierto la película nos sitúa en el espacio extraatmosférico y las viscicitudes que significan vivir y sobrevivir allí, la película es un drama humano que trasciende su encasillamiento a una cinta de ciencia ficción para hablarnos de las dificultades de la vida humana en general, de la entrega de la vida por quienes son responsables, como jefes de una misión, de la vida de los demás, de la contradicción existente entre los excesos de nuestra tecnología y la fragilidad de la vida.
El retorno de la dra. Stone a la tierra, su casi inminente ahogamiento en el lago sobre el que cae la cápsula que la regresa a la tierra, sus primeros pasos vacilantes al salir de la cápsula-útero, son equivalentes a su renacimiento tras la experiencia vivida y trasuntan un final optimista basado en la voluntad humana por vivir.
Gravity, demuestra lo maduro que se encuentra Cuarón para decidirse a hacer cine del mejor entretenimiento y de la hondura filosófica que contiene. Time magazine no lo puede describir mejor, Gravity significa para los editores "el ascenso del entretenimiento serio hacia la estratósfera tecnológica". Y como puede ser notorio para quien haya visto recientes cintas en la que se pone en juego la capacidad de supervivencia humana, como en Avatar o La vida de Pi, cada una supera a su predecesora en la búsqueda eterna del cineasta por sorprendernos, cada una ofreciéndonos la mezcla suficiente de tecnología digital y de actuación humana, que hacen en el caso de Gravity tal vez la mejor cinta del año que ha pasado.
El trailer puede verse en http://youtu.be/MEZWseaoZc8